Aunque
la obesidad infantil se pueda deber a cuestiones genéticas, en el 99% de los
casos se genera como resultado de la combinación de una serie de factores:
·
Factores Ambientales
Una dieta
hipercalórica, con abuso de alimentos ricos en grasas y azúcares, y que suponga
una ingesta energética superior a las necesidades reales durante largos
periodos de tiempo, tiene como consecuencia un importante incremento de la
grasa corporal. La televisión y los videojuegos son factores de riesgo
ambientales determinantes para la salud de un niño, ya que éste imitará todo lo
que vea que hagan los personajes de su serie o juego favorito, incluso los
malos hábitos alimenticios de los personajes.
·
Factores Genéticos
El
riesgo de que un niño sea obeso aumenta considerablemente cuando sus padres lo
son (tiene cuatro veces más posibilidades de desarrollar obesidad si uno de sus
padre es obeso, y ocho veces más si ambos lo son. Sin embargo, en esta ecuación
no sólo interviene la herencia genética, sino el estilo de vida de la familia,
como la preferencia por determinados alimentos o formas de cocinarlos que
incrementan la ingesta calórica, así como un escaso gasto de energía debido a
poca o nula actividad física. El niño normalmente seguirá los mismos hábitos
familiares, lo que favorecerá el aumento de peso durante la infancia.
·
Factores Psicológicos
A
veces tanto niños como adultos, buscan en la comida algún tipo de recompensa,
como una forma de calmar sus problemas o frustraciones. Comen cuando se sienten
tristes, estresados o aburridos. Los alimentos que eligen suelen ser de bajo
valor nutritivo y muchas calorías (dulces, frituras, golosinas, etc.)
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